En la Península Ibérica durante el primer milenio antes de Cristo, en la Edad de Bronce, se produjo la primera ola de migraciones de pueblos de origen indoeuropeo. De ellos surgieron las culturas urbanas desarrolladas en el sur de Iberia, como los Tartessos y los Turdetanos, influenciados por la colonización fenicia de la costa mediterránea, con una fuerte competencia por parte de la colonización griega.
En la Península Ibérica durante el primer milenio antes de Cristo, en la Edad de Bronce, se produjo la primera ola de migraciones de pueblos de origen indoeuropeo. De ellos surgieron las culturas urbanas desarrolladas en el sur de Iberia, como los Tartessos y los Turdetanos, influenciados por la colonización fenicia de la costa mediterránea, con una fuerte competencia por parte de la colonización griega. Más tarde entre los siglos VII y V antes de Cristo, llegaron otros pueblos que se pueden identificar como celtas. Ibéros y celtas tenían sus propias representaciones de la Gran Diosa Ana.
La presencia colonial griega en la Península Ibérica es algo limitada, no puede medirse con la influencia fenicio-púnica, fundan la colonia de Emporion (Ampurias) que es su colonia principal en la Península. La colonia griega mejor conocida es Ampurias, de la que se sabe cuál era su situación geográfica y se han encontrado sus restos. Emporion es una colonia donde se busca sobre todo un punto comercial para competir con los fenicios. Emporion significa en griego mercado. Esta colonia está vinculada al santuario de la diosa Artemis de Éfeso. Funciona como un referente cultural muy importante. Ampurias en la época de las Guerras Púnicas se convierte en el puerto donde desembarcan las tropas romanas. También poseía templos dedicados a Isis y Osiris. El mundo griego fue muy importante en el desarrollo de las poblaciones de la Península Ibérica. Los griegos “contaminaron” en gran medida a las poblaciones autóctonas. Debemos pensar en pequeñas colonias griegas que vivían en las ciudades íberas.
La diosa Ana, en la Mitología Ibérica, es la divinidad del agua, de la lluvia y, por tanto de la fertilidad, la curación y la sabiduría. Asociada al planeta Venus, es la guardiana de los ríos, cuyo nombre llevaba en principio el río Ana / Guadi-Ana / Guadiana,, que los romanos llamaban Río Annas, al que los Árabes añadieron Guadi (guadi = río y Diosa Ana, Wuad i Ana ).
En 2011, una piedra, que simboliza a la diosa del río Guadiana, fue sacada en el entorno del molino harinero de Griñón por varias personas con un trasmallo de pesca del interior de lo que fue uno de los ojos del Guadiana, del que brotaba el agua que contribuía a formar el cauce fluvial de este río. Tras recuperarla, fue trasladada hasta el interior del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, donde una niña, de nombre Guadiana, la colocó sobre un montículo de piedras que formaba un pequeño trono y donde permanecerá mirando al agua. Por ello se la ha bautizado como la diosa «Anna» que, comentó Celis, «es una palabra tan antigua como el hombre, y que es una llamada a la madre, al agua y la tierra que nosotros defendemos».
Alberto Celis comentó que la diosa del agua encontrada en el río Guadiana debe simbolizar la fertilidad de los humedales, su conservación en el futuro y la preservación de espacios naturales tan importantes para la sociedad y la humanidad como es el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel.
La diosa Dana de los Tuatha de Dannan, también llamada Ana / Anu o Danu / Dana es la divinidad celta de las aguas celestiales (la lluvía) y protectora de los rios (el Danubio toma el nombre de esta diosa, por ejemplo). Algunos investigadores asocian a la primigenia deidad “Dana” de la Edad de Bronce, con Annan, una diosa arcaica pre-indoeuropea, asimilada por la cultura celta en sus invasiones, incursiones y asentamientos.
Dana era conocida en la literatura irlandesa por ser la Madre de los dioses, diosa de la fertilidad y Madre Primigenia que originó la raza de los Tuatha de Dannan. Si bien sabemos que cuando los hijos de Dana, llegaron a Irlanda, la Madre no fue con ellos. El mito de la ciudad de Brigantia en Galicia y de su rey Breogan, podria ser la clave para descubrir que la anciana y viajera Dana prefirio quedarse en Iberia.
La Gran Diosa Ana, es el primer nombre de la Madre Primigenia. El mítico nombre de la diosa es el primer sonido que emitió la humanidad: la respiración. Tomar una gran inspiración y soltar el aire en actitud de relajarse es pronunciar el primer mantra, el nombre primitivo de la diosa: “Aaaa” “Aaannna” “Ama”. En sánscrito, Anna significa alimento y “An” aliento, respiración.
“ANN” , “ANNA” de la que derivará “ANNAN”, “INANNA” “HANNA”, “FANNA”, “JANA”, “XANA” “DANA”, “DIANA”. También llamada “AMMA” o “AMA” o “MA”; nombre antiquísimo del númen de la Madre Tierra, como AMA-LUR o MAMA-PACHA
El culto a ANA se extendía desde tiempos remotos por todo el Mediterráneo, Asia Menor y Mesopotamia. ANA o AMA que significa tanto abuela como madre, se encuentra en diversas grafías, y se manifiesta en la Gran Diosa en forma de innumerables avatares. La presencia de esta deidad parece indicar que, en los albores de la Humanidad, existía un lazo entre todos los cultos. Este lazo es el puente natural entre Europa, y Asia, la Península de ANATOLIA, donde se han encontrado los primeros registros de la Madre Primigenia.
Anatolia llamada también Asia Menor, es una península, ocupada actualmente por la parte asiática de Turquía (en el rectángulo) en referencia al continente europeo.
Anatolia limita al norte con el mar Negro, el mar Mediterráneo al sur, el mar Egeo (un brazo del Mediterráneo) al oeste, y el resto del continente asiático al este. El estrecho de Bósforo y el estrecho de los Dardanelos la separan de Europa.
La península de Anatolia ha visto desarrollarse varias culturas desde la prehistoria, era un foco de cultura avanzada durante el período Neolítico. El este de Anatolia contiene las más antiguas estructuras monumentales del mundo. Por ejemplo, las estructuras monumentales de Göbekli Tepe fueron construidas por cazadores y recolectores mil años antes del desarrollo de la agricultura. Esta parte de Anatolia es una región del corazón de la revolución neolítica, una de las primeras áreas en las que los humanos domesticaron plantas y animales. Sitios neolíticos como Çatalhöyük, Çayönü, Cori Nevali y Hacilar representan parte de los pueblos agricultores más antiguos del mundo conocidos.
Entre las civilizaciones y los pueblos que se asentaron o conquistaron Anatolia cabe mencionar : los hititas, los frigios, los lidios, los cimerios, los persas, los gálatas, los celtas, los griegos. los romanos, los armenios, los godos, el Imperio Bizantino y el Otomano, asirios, árabes, judíos, entre otros, han sido pueblos que han ocupado la región.
Las grandes ciudades de Anatolia y Mesopotamia acogían varias decenas de millares de personas y estaban gobernadas por un rey-sacerdote, máximo representante de la divinidad local (generalmente femenina) y dueña de todas las tierras. El templo era su centro neurálgico, donde se concentraba el poder religioso, político y económico. La sociedad estaba jerarquizada en clases bien diferenciadas: sacerdotes, funcionarios, artesanos, campesinos y esclavos. Todo lo cual llevó a la formación de las primeras ciudades estado conocidas, que después se convertirían en reinos más extensos y desembocaron finalmente en imperios.
Anna Perenna fue una antigua deidad romana del círculo o «anillo» del año, como su nombre (per annum) indica claramente. Su fiesta caía en los idus de marzo (15 de marzo), que habrían marcado la primera luna llena del año en el antiguo calendario romano lunar, cuando marzo era considerado el primer mes del año, y era celebrada en la arboleda de la diosa en la primera piedra miliar de la Vía Flaminia. A ella asistían muchos de los plebeyos de la ciudad.
Macrobio cuenta que las ofrendas que allí se le hacían eran ut annare perannareque commode liceat, es decir, ‘para que el cícrulo del año pueda completarse felizmente’.1 Juan Lido dice que los sacrificios y oraciones públicos se le ofrecían para asegurar un año próspero.2 En sus Fastos, Ovidio proporciona una vívida descripción del jolgorio y la licenciosidad de su fiesta al aire libre, donde las tiendas se armaban o se construían cenadores con ramas, en los que los muchachos yacían junto a las muchachas, y la gente pedía que Anna les otorgase muchos años más para que pudieran beber copas de vino en la fiesta.3
Orígenes[editar]
Ovidio cuenta que Anna Perenna era la misma Anna que aparece en la Eneida de Virgilio como hermana de Dido, y que tras la muerte de ésta Cartago fue atacada por los numidios y Anna se vio obligada a huir. Finalmente, terminó en un barco al que una tormenta llevó justo hacia el asentamiento de Eneas en Lavinium. Eneas la invitó a quedarse, pero su esposa Lavinia se puso celosa. Anna, avisada en un sueño por el espíritu de Dido, escapó a lo que fuera que Lavinia había planeado huyendo de noche. Cayó al río Numicus y se ahogó. Eneas y sus hombres lograron seguir el rastro de Anna parte del camino. Finalmente Anna se les apareció y les explicó que ahora era un ninfa fluvial oculta en la «corriente perenne» (amnis perennis) del Numicus, y que por tanto su nombre era ahora Anna Perenna. La gente lo celebró inmediatamente con fiestas al aire libre. Ovidio señala que algunos igualaban a Anna Perenna con la Luna, con Temis, con Ío o con Amaltea, pero expone lo que afirma que puede estar más cerca de la verdad: que durante la revuelta plebeya a los rebeldes se les acabó la comida y una anciana de Bovillae llamada Anna preparaba pasteles y los llevaba a los rebeldes cada mañana. Los plebeyos más tarde le erigieron una imagen y la adoraron como a una diosa.
A continuación Ovidio relata que poco después de que la vieja Anna se hubiese convertido en diosa, el dios Marte intentó que Anna persuadiera a Minerva para enamorarse de él. Al final Anna fingió que Minerva había accedido y se llevó a cabo la boda. Pero cuando la supuesta nueva esposa de Marte fue llevada a su cámara y éste le quitó el velo, descubrió para su disgusto que no era Minerva sino la vieja Anna, lo que es el motivo de que la gente contara chistes verdes y cantara canciones groseras en las fiestas de Anna Peranna. Dado que la fiesta de Anna Peranna es en el mes de Marte, es razonable que Marte y ella estuviesen asociados, al menos en algunos ritos de la época, como compañeros de culto.
Ovidio también cuenta que Anna era de baja estatura.
Se tienen referencias del culto a Anna Perenna en dos lugares. Uno en Buscemi, (Sicilia), donde en 1899 se hallaron algunas inscripciones dedicadas a Anna y Apolo, y otro en Roma, donde en 1999 se desenterró una fuente dedicada a los ritos de Anna Perenna.
Dana (mitología celta)
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En la mitología celta, Danu o Dana, también llamada Anu o Ana es el nombre irlandés (Dôn en galés) de la madre de Dagda (el Buen Dios), por lo que por nacimiento pertenecía a los dioses de la vida, la luz y el día. Es la compañera del Bres de los Fomorianos, con el cual tenía un hijo, Ruadan Se la considera la diosa de la fertilidad y también recibía el nombre de Brigit. Más adelante ya en época cristiana, para acabar con la tradición celta, los cristianos la convirtieron en Santa Brígida. Madre de: Govannon, Llud, Amaethon, Gwydion y las diosas Erin Tuatha Dé Dannan y Arianrod. Igualmente es relacionada con Santa Ana la madre de María
En la actualidad en el neopaganismo se le representa como una mujer en embarazo y cuya fase lunar es la luna llena se le considera parte de una manifestación llamada la triple Diosa que conforma una doncella que representa el amor y la juventud, la madre que representa la vida, la fertilidad y la abundancia y una anciana que representa el misterio, la muerte y la trascendencia
Anna o Agna riachuelo de Alcudia de Veo (Nebot 1990) Tenemos en época medieval el río Anaveix en la zona de Barcelona en 921d.C. Asimismo en Valencia el pueblo de Anna con su famosa laguna o “albufera”.
Madoz dice de los pueblos con nombre Anaya situados en Málaga, Salamanca y Segovia, que están situados en “terrenos pantanosos”. Yaqut, S.V. registra varios de estos topónimos en Oriente y dice que significan “charca o estanque”.
La raíz es posiblemente *Ann = agua. Como el Anna, Ilirio y céltico. (Alt Celtischer de Alfred Holder p. 36 y 319)
ANNA, era la gran diosa madre de las aguas, para los celtas protohistóricos, Era la diosa virgen, señora de la naturaleza y también divinidad solar “ANN” o “AIN”, la diosa “ANNA” de la que derivará “HANNA”, “FANNA”, “JANA”, “XANA” y “DI-ANNA”[1]. También llamada “AMMA” o “AMA” o “MA”. , nombre antiquísimo de la diosa madre que significa tanto madre como abuela. El vasco, una “lengua-resto” conserva todavía “ama” como madre, igual que “ma “pero sin la “a” protética. En bereber “MA” es el agua.
Era la antigua diosa madre sumerio-mesopotámica Anna o Hanna, la madre o abuela[2]. También Ana estaba presente en la mitología griega arcaica y siempre con el significado de “reina” y “diosa madre”. Como dice el Dr. Francisco Villar [3] “ Es verosímil que el nombre, o uno de los nombres de la Gran Diosa de la Vieja Europa, al menos en Occidente, fuese Ana o Dana, que ha persistido como epíteto de ciertas divinidades femeninas en diferentes lugares de la Europa posterior ya indoeuropeizada ( latín, mesapio, celta )”.
Los latinos la conocían con el nombre de” Ana Perenna” (Verena) equivalente a la divinidad lunar Minerva. Su nombre se relaciona con “Feronia” asociada a la naturaleza salvaje y a las aguas. En la mitología céltica tiene igual función de “reina” y “diosa madre” pero desdoblada hipostáticamente en los dos aspectos la benéfica y proveedora “Anna” y la diosa del destino inevitable, la guerrera “Anna negra”, Morrigan o La Parca. Diosa de la vida y de la muerte, también la “inferna deo”. Diosa de la luna, la noche y la muerte. Es Anu o Danu, la diosa madre de la familia irlandesa de los dioses que pasó a ser Santa Anna, patrona de los pozos y las fuentes. El mismo río Danubio, mencionado por Herodoto en pleno siglo V a de JC. Está relacionado con “Danu”,” Dana” o “Anna” la diosa madre por excelencia.
Tanto en castellano como en catalán podemos hallar todavía palabras muy elementales y antiguas, relacionadas con la diosa madre de las aguas. Así en castellano: ánade (pato), ánsar (ganso), anegarse(ahogarse, inundar de agua), ánfora (que no sólo era aquel cántaro alto y estrecho de cuello largo usado por Griegos y Romanos, sino una antiquísima medida de capacidad, etc. etc. En catalán hallamos “ ánnaras “ ( ánades o patos ), “ anec” ( pájaros de agua de distinta especie ), “anap” ( copa o taza ) etc. etc. Anath fué una diosa Siria de las aguas fertilizantes. Venus “Anaxareta” fué transformada en pato. Nassa es una palabra griega que significa pato, mientras que el término “Anassa” significa reina. Por otra parte en latín “Anus” significa anciana. Sin duda las anualmente esperadas aves migratorias representaban una buena base nutricional para estas primitivas poblaciones. Recordemos que los principales poblados talayóticos de Mallorca contorneaban albuferas, torrenteras, lagunas y zonas húmedas.
En Mallorca tenemos una buena serie toponómica como por ejemplo:
Annachla o Annahla. Rahal Pollença RCLQ p. 463. RCLB p. 89. Parece ser que corresponde a los terrenos de La Font de Mal Any.
“trans sanctan annam” (Santa Ana, Alcudia) referido al camino antiguo que salía de la ciudad romana de Pollentia, entre las dos albuferas o zonas pantanosas. A 500 mts. Al Oeste de la actual ermita de Santa Anna.
Annaumar Montuïri RCLA 13v.
Annaxtira Rahal Inka RCLB 83
Annexee Posible sufijo celtibérico. Rahal ARM/sn ARM 18 Gmo Rosselló. RCLA f.1v
Annia Rah Inka RCLA f.8r Como Anya fuente de Artesa de Segre
Annixena Rahal Inka RCLQ p. 457
Annor (Bunyola- Orient) Actual Alquería de Honor, nacimiento de fuentes y torrenteras. Documentada en 1236 (Annor) y 1265 (Honnor). Difícil saber si procede del sustrato árabe ya que “An nurh” en árabe también significa “aguas”, o es una palabra anterior heredada, de raíz i.e. y de idéntico significado.
Anyana (Capdepera) Al lado del torrente de Canyamel.
Anyanes (Son Servera) Cruce entre dos torrentes aguas embalsadas.
Y un largo etc. que convendría analizar "in extenso".
SANTA ANA: LA MADRE DE LA MADRE.
María la Virgen sustituyó en su persona el culto a las Grandes Madres Primigenias, es decir, a aquellas diosas de la antigüedad a las que rendían culto los pueblos de las primeras civilizaciones. En el caso de Santa Ana sucedió algo parecido. En la Antigüedad ya existían diosas paganas con el nombre de Ana ya el pueblo sumerio adoraba a la diosa Anna en su templo Eanna, “Casa del Cielo”, los caldeos llamaban Ana al espíritu que regía el cielo, en la India Annapurna puede traducirse como “Diosa de las Cosechas”, para los celtas Danna era la diosa de la fertilidad, de la abundancia, y diosa protectora del pueblo. Así pues estamos ante otro enmascaramiento cristiano de una madre (diosa pagana) que existió antes que la madre oficial (la Virgen María). Santa Ana sustituye (y es en sí misma) a la-madre-de-la-madre, y con ello adquiere igualment El proceso de absorción de las deidades por el santoral cristiano es evidente: “si no puedes con tu enemigo, únete a él”. Al estar muy arraigado el culto en la antigüedad a la Madre Ana, diosa de todos, madre tierra y diosa de la fertilidad, al no poder combatirla, la Iglesia Católica optó por asimilarla en sus cultos.
e todas sus cualidades y gracias.
DIOS NACIO MUJER.
En la culturas prehistóricas, la figura cosmogónica central, la potencia o fuerza procreadora del universo, fue personalizada en una figura de mujer y su poder generador y protector simbolizado mediante atributos femeninos —senos, nalgas, vientre grávido y vulva— bien remarcados. Esa diosa, útero divino del que nace todo y al que todo regresa para ser regenerado y proseguir el ciclo de la Naturaleza, denominada «Gran Diosa» por los expertos —o, también, bajo una conceptualización limitada, «Gran Madre»—, presidió con exclusividad la expresión religiosa humana desde c. 30000 a.C. hasta c. 3000 a.C.
En la Gran Diosa única y partenogenética, se contenían todos los fundamentos cosmogónicos: caos y orden, oscuridad y luz, sequía y humedad, muerte y vida…, de ahí que su omnipotencia permaneciese indiscutida por milenios (el concepto de dios varón no apareció hasta el VI o V milenio a.C. y no logró la supremacía hasta el III o II milenio a.C., según las regiones).
A nivel de enunciado, debe recordarse que el concepto de “ser divino” apareció y evolucionó en el pensamiento lógico-verbal humano hace unos 40.000 años, sus símbolos y mitos variaron al mismo ritmo y dirección que la estructura socioeconómica humana. Durante toda la era pre agrícola el control de la producción de alimentos y las instituciones sociales básicas, salvo la defensa, estuvo en manos de las mujeres, debiéndoles los adelantos psicosociales y técnicos que nos condujeron hasta la civilización, estos colectivos matricéntricos fueron regidos por la idea de la Gran Diosa.
Al adentrarse en la era agrícola, las sociedades se hicieron sedentarias y dependientes de sus cultivos, por una serie de circunstancias, el varón se vio obligado a implicarse en la producción alimentaria comenzando una transformación que quito a la mujer su ancestral poder y lo depositó en manos del varón.
Tras la implantación de la agricultura excedentaria, surgió el dios masculino, el clero, la sociedad de clases y la monarquía, mientras que la mujer fue quedando reducida a un bien propiedad del varón. El dominio del varón sobre la tierra tuvo su equivalente en el cielo y la deidad masculina comenzó a dominar a la femenina.
La Diosa y la mujer fueron perdiendo su autonomía, importancia y poder, en un mundo cambiante los hombres se hicieron con el control de los medios de producción, de guerra y de cultura, convirtiéndose, en únicos guardianes de la propiedad privada, la paternidad, el pensamiento y del mismísimo derecho a la vida.
Durante 25.000 años la Diosa fue considerada el principio de generación del universo. A partir del V milenio a.C. se le comenzó a imponer como coadyuvante de su fertilización a su hijo y amante que moría anualmente tras una cópula en la que, en realidad, se seguía fertilizando a sí misma, al ser el principio masculino carne de su propia carne; desde finales del III milenio a.C. los reyes pasaron a desempeñar simbólicamente ese papel de amante y fertilizador de la Diosa. En el paso siguiente, durante el II milenio a.C., el proceso de la creación dejó de entenderse como el símil de la fisiología reproductora femenina pasando a ser el resultado de instrumentos “hágase… y se hizo”, esto lo usaban los dioses masculinos acompañados de una pareja femenina. Este cambio transcendente, suprimió la ancestral dependencia de la Diosa como principio generador único. Finalmente, un dios varón todopoderoso acumulo y detento todos los aspectos de la generación.
En el Próximo Oriente y en Europa, el papel y función social de la mujer y de la Diosa fueron degradados sin compasión. La propia eficacia productiva de la mujer en su faceta de reproductora, recolectora y horticultora, acabó siendo, el origen involuntario de la progresiva degradación social de las mujeres y sustituyo la primitiva concepción de una divinidad femenina por otra masculina. En justicia hay que decir que ninguna formulación religiosa posterior ha sido tan holística, inteligente y tranquilizadora como la Diosa; y ningún dios varón, ha tenido ni tendrá jamás la capacidad de integración y de evocación mítica de la Diosa, por eso, aun en religiones patriarcales, lo femenino ha perdurado agazapado bajo diversos personajes divinizados, como es el caso de la Virgen católica, cuyos símbolos (luna creciente, agua, etc.) son exactamente los mismos que identificaron a la Gran Diosa paleolítica y neolítica. No en vano… Dios y su concepto, nació mujer.
ASHERAH LA ESPOSA DE YAVHE.
Antes del monoteísmo patriarcal instaurado por el judeocristianismo en Occidente que formateo nuestra conciencia hacia el enaltecimiento de los valores masculinos de conquista, expansión y explotación de la naturaleza es posible que yazga una concepción religiosa de la divinidad como una pareja, la Diosa Madre y el Dios Padre.
Citando la información presentada por la investigadora de la Universidad de Exeter, Francesca Stavrakopoulos, apunta a que originalmente las grandes religiones abrahámicas adoraban también a la diosa Asherah, junto a Yahveh (Asherah es a veces llamada Astarot, y es la misma deidad adorada como Ishtar por los babilónicos y Astarté por los griegos, arquetipo del divino femenino: Luna, Tierra Venus).
Stavrakopoulos basa su teoría en antiguos textos, amuletos y figuras encontradas en la ciudad de Ugarit, hoy Siria, en los que se revela que Asherah era una poderosa diosa de la fertilidad que se adoraba junto a Yahveh o Jehovah.
En una vasija del siglo XIII encontrada en el desierto de Sinaí, en Kuntillet Arjud, se pide bendición a la pareja divina. La cual fortalecen el caso de que el Dios de la Biblia tuvo una esposa”, apunta la académica.
Es significativo la admisión bíblica de que Asherah fue adorada en el templo de Yahveh en Jerusalén y en el Libro de los Reyes se cita que una estatua de Asherah yacía en el templo.
En el Libro de Jeremías existe una posible referencia a esta diosa cuando se habla de “La Reina del Cielo”.
A veces su nombre traduce como la diosa del árbol de la vida, pero también está vinculada con el mar en uno de sus nombres Athirat, rbt ʼaṯrt ym, rabat ʼAṯirat yammi, Señora del Mar o Aquella que camina sobre el mar.
Su otro epíteto en los textos ugariticos (un lenguaje semítico) es “qaniyatu ʾilhm”, “la creadora de los dioses” (Elohim).
En esos textos Athirat es la consorte del dios El; existe una referencia a los 70 hijos de Athirat, presumiblemente los mismos 70 hijos de Él. También se le llama Elat, la contraparte femenina de Él, en los textos acadios aparece como Ashratum, la esposa de Anu, el dios del cielo.
Otras referencias a esta diosa en la Biblia derivan del libro de Deuteronomio, en un marco siempre hostil. El Rey Manasseh es juzgado como alguien que hizo mal ante Dios cuando colocó el poste, símbolo del árbol de Asherah (¿el ash tree de los druidas, axis mundi?), en el Templo. El Rey Hezekiah, que removió el símbolo de Asherah del Templo y lugares sagrados fue alabado como el más justo de los reyes. Los profetas Isaías, Jeremías y Micah también condenan la idolatryí de Asherah, ya que según ellos aleja de la adoración del dios único y verdadero. Esto nos da idea de cómo la diosa femenina, del árbol de la vida, del mar y del cielo, fue equiparada con la falsa idolatría, con Baal, y se alejó al hombre de la adoración de la pareja divina y de la mujer, probablemente en ediciones subsecuentes de la Biblia, editada por hombres que quizás más que ser fieles a la sagrada escritura y a los documentos históricos, hicieron una operación de inteligencia y una programación neurolingüística de la sociedad, destinada a mantener en el poder a la casta sacerdotal masculina, reprimiendo el polo femenino de la divinidad.
DANNA HIJA DE DAGDE
En la mitología celta, Danu o Dana es el nombre irlandés (era la diosa Dana, Danu, Annu o Anna, Donu o Don, según el pueblo que estemos hablando) de la hija de Dagdé (el buen dios), por lo que por nacimiento pertenecía a los dioses de la vida, la luz y el día. Dana o Danu, es una primitiva deidad celta, diosa madre, ascendiente de todo el panteón céltico, cuyo epíteto significaría “aguas del cielo”. Sus hijos fueron los conocidos Tuatha dé Dannan. Expresándonos históricamente Danu, indica también al río Danubio en cuyo ámbito se definieron y desarrollaron los celtas antes de su expansión por Europa. Místicamente hablando, Dana, es la Madre-Río que fertiliza con sus aguas las tierras donde estos se asentaban. La noción de una diosa Madre, está presente en casi todas las religiones del planeta, desde sus propios inicios y orígenes. El río, arroyo o mar, son expresiones de la Madre Divina, lo cual los convierte en sagrados, aunque para los celtas, como toda cultura chamánica, todo es sagrado. En relación al mar encontramos a la Luna, regente de las mareas y de todo lo femenino. Todos los lugares sagrados tienen su espíritu guardián, encargado de cuidarlos, el cual puede convertirse en gato, pájaro, pez, según lo que la diosa, la Tierra Madre, prefiriese. Existen numerosas inscripciones celtas, galo-romanas, representando a la Madre como una tríada (Triple Diosa: Dana- Mujer, Brígida- Muchacha y Anu- Vieja, benévolas y dadivosas), elemento común con los griegos. Los celtas en esta materia, no fueron diferentes. Se la consideraba diosa de la literatura y también recibía el nombre de Brigit En la antigua Irlanda. Era la señora de la poesía, la adivinación y de la sabiduría. Estaba asociada al sol y al fuego. Su fiesta se celebraba el uno de febrero que los celtas festejaban Imbolc, el comienzo de la primavera, motivo por el cual también se la asociaba con la fertilidad tanto de los campos, como de los animales y los seres humanos. En Escocia, y justo por ser diosa de la fertilidad y una vez llegada la cristianización, vieron en Santa Brígida, a la comadrona de la Virgen María y por eso era invocada por las parturientas cuando daban a luz. En el caso de Irlanda igualmente Brigantia fue sustituida por santa Brígida de Kildare. Curiosamente, en aquel lugar donde desde tiempo inmemorial los celtas habían mantenido un altar con fuego permanente, fundo la santa un monasterio de religiosas. Se cuenta que a tan poderosa “isla de mujeres” no podía acercarse ningún varón. Cabe recordar, sin embargo, que la diosa no siempre estaba de buen humor y, cuando el tema de la cosecha no iba bien y para calmarla, se solía sacrificar un gallo en donde tres corrientes de agua se encontraban. Los celtas conservaron, pese a su arrolladora masculinidad y una organización básicamente patriarcal, una indiscutible devoción hacia Dana, la dama de los dólmenes, como madre de todos los dioses. Los relatos populares la consideran como reina de las hadas, de los enanos o korrigans, a cuyo cuidado estaban confiadas enormes riquezas subterráneas. La consideraban, en resumen, la gran regidora de un inframundo misterioso y, en ocasiones, hasta mortal. Hay quien dice que era esa anciana de aspecto terrible, hechicera implacable pero también bienhechora que no desdeñaba echar una mano a quienes lo necesitaban, si demostraban que tenían buen corazón. La diosa madre pasó a llamarse, tras la cristianización, Santa Ana, la madre de la Virgen María, manteniendo su antiguo prestigio como diosa de la fertilidad, y protectora bajo los auspicios de la luna. Los gaélicos la bautizaron con los nombres de Brigantia y Gwen.A Danu o Dana hallamos como su consorte a un “Padre de todos los Dioses y de los Hombres”, reconocido como Bilé, llamado en otros lugares de ámbito céltico Bel o Belenos, quien parece corresponderse con el Dis Pater latino. De ambas deidades, nacen todos los dioses conocidos como Tuatha dé Dannan (Govannon, Llud, Amaethon, Gwydion y la diosa Arianrod). Según otra teoría donde Posiblemente se cree que existió en una forma anterior como Anu, Madre Universal, Dana, primera fuente de vida, riega al roble que era Bilé/ Bel/ Belenos, símbolo fálico y a la vez masculino de la fertilidad y por este acto nació la deidad conocida y apreciada por los celtas, a quien nominaron como “El Dagda”.
La divinidad más antigua que se menciona entre los celtas es sin duda Dana o Danu, de cuya divinidad derivan todos los otros dioses celtas en la mitología celta insular, es decir, Los Tuatha Dé Danann. Si bien sabemos que cuando los hijos de Dana, llegaron a Irlanda, la Madre no fue con ellos, aunque todos sus hijos, son considerados como extensiones de La Primigenia. Aunque ciertamente la Diosa madre, aparece con diversos nombres y diferentes formas.
Concepto este, bien arraigado en la filosofía druídica, cuando hablamos de Una Única Deidad, con sus múltiples facetas, que son extensiones de ella, cada dios/diosa posee no obstante, sus peculiaridades y cualidades propias e individualizadas. Podríamos incluso atrevernos a definir este concepto como: Un politeísmo monoteísta o un monoteísmo polifacético o quizá un politeísmo en las formas y un monoteísmo en la esencia.
Nuestra deidad primigenia, llamada también Anu o Ana, cuyo nombre puede significar la Diosa Madre o Reina. No siendo ningún nombre propio, pues lo Absoluto es incognoscible y es innombrable. También algún autor cita que su nombre significaría “Agua del cielo”, curiosidad esta pues el gran río Danubio tomaría su nombre de ella, digo curiosidad, pues desde el nacimiento de este río, es desde donde se supone que empezó la gran expansión céltica. Existen otros ríos donde también se puede encontrar ciertas equivalencias del nombre.
Como diosa benéfica es mencionada en el “Glosario de Cormac” como equivalente a Buann-Ann, interpretado como buena Madre. Como diosa menos benéfica compone la Trinidad del destino junto a Macha y Badb, conocidas como una tríada, en el aspecto de “La Morrigan”.
En el condado de Kerry, (Irlanda), dos montañas o cimas gemelas, son identificadas como “Los Pezones de Anu”, ( Da Chich Danann), pues tienen formas redondas y asemejan pechos femeninos. Para sorpresa de algunos, siguen siendo venerados por las gentes actualmente.
Ella es la Madre Universal y Madre de todos los dioses. Diosa también asimilada a la Luna y gobernadora de las mareas. Mecenas de los vates y augures. Los druidas, en general, solicitaban, su permiso para encomendar a las almas de los recién difuntos a través de las puertas de los “sidhs” para alcanzar su nueva vida en el Otro Mundo.
Su cónyuge es Bilé, un dios, en un principio del inframundo, del cual dicen algunas leyendas, surgieron los primeros hombres.
En Gales a Dana se la conoció con el nombre de Dôn, Madre también primigenia y de dioses tan conocidos como Amaethon, Gwyddyon, Gofannon, Math, LLud y Arianhrod. Posteriormente su denominación fue masculinizada.
Algunos investigadores asocian a esta primigenia deidad, con una diosa arcaica pre-indoeuropea, asimilada por la cultura celta en sus invasiones, incursiones y asentamientos. Otros analistas la asocian a diosas con parecidos apelativos, tales como la Anna Purna de la India o incluso como el investigador Robert Graves cita, con una diosa pelasga llamada Ana, hermana de Belo y que los romanos llamaron Anna Perenna y los sumerios Anna-Nin. Otros autores como Ross Nichols, incluso R. Graves la relacionan inexorablemente con la Dánae griega y con las primeras invasiones indoeuropeas a Grecia.
También todo apunta a que durante la cristianización de los celtas; observando los cristianizadores, un culto exacerbado por parte de las gentes hacia la madre de Todos, diosa de la fertilidad y Madre-Tierra, se optó por no combatirlo más y asimilarlo, en la nueva forma de Santa Ana, la madre de María, que se convirtió desde entonces en un personaje protector, pero de notable raigambre céltica. Culto por otra parte que perduró hasta la Edad media, e incluso hasta el siglo XVII, al cual, el clero cristiano no tuvo más opción que acorralar, asimilándolo plenamente.
De esta manera observamos en diferentes puntos de la geografía que fue celta, muchos topónimos, que llevan y llevaron el nombre de Santa Ana, en una simple traslación de un antiguo culto de una Diosa madre celta, a otra madre más mortal; madre de la madre del dios cristiano. ¿Porque sino, iba a tener esa relevancia; venerar a la madre de la madre, que tuvo una coincidencia nominal con la celta? Acaso, ¿se venera al padre del padre del dios cristiano?
Es en algo parecido a lo que sucedió también, con la veneración de los celtas galos, después de romanizados, hacia la diosa latina Diana, en la cual aquellos, vieron a su primigenia Dana, o como decían los galorromanos: Diva Ana o Divuana.
En la mitología celta , Danu o Dana es el nombre irlandés (era la diosa Dana, Danu, Annu o Anna, Donu o Dôn, según el pueblo que estemos hablando) de la hija de Dagdé (el buen dios), por lo que por nacimiento pertenecía a los dioses de la vida, la luz y el día. Dana o Danu, es una primitiva deidad celta, diosa madre, ascendiente de todo el panteón céltico, cuyo epíteto significaría "aguas del cielo". Sus hijos fueron los conocidos Tuatha dé Dannan. Expresándonos históricamente Danu, indica también al río Danubio en cuyo ámbito se definieron y desarrollaron los celtas antes de su expansión por Europa. Místicamente hablando, Dana, es la Madre-Río que fertiliza con sus aguas las tierras donde estos se asentaban. La noción de una diosa Madre, está presente en casi todas las religiones del planeta, desde sus propios inicios y orígenes. El río, arroyo o mar, son expresiones de la Madre Divina, lo cual los convierte en sagrados, aunque para los celtas, como toda cultura chamánica, todo es sagrado. En relación al mar encontramos a la Luna, regente de las mareas y de todo lo femenino. Todos los lugares sagrados tienen su espíritu guardián, encargado de cuidarlos, el cual puede convertirse en gato, pájaro, pez, según lo que la diosa, la Tierra Madre, prefiriese.Existen numerosas inscripciones celtas, galo-romanas, representando a la Madre como una tríada (Triple Diosa: Dana- Mujer, Brígida- Muchacha y Anu- Vieja, benévolas y dadivosas), elemento común con los griegos. Los celtas en esta materia, no fueron diferentes. Se la consideraba diosa de la literatura y támbien recibía el nombre de Brigit En la antigua Irlanda. Era la señora de la poesía, la adivinación y de la sabiduría. Estaba asociada al sol y al fuego. Su fiesta se celebraba el uno de febrero que los celtas festejaban Imbolc, el comienzo de la primavera, motivo por el cual también se la asociaba con la fertilidad tanto de los campos, como de los animales y los seres humanos. En Escocia, y justo por ser diosa de la fertilidad y una vez llegada la cristianización, vieron en Santa Brígida, a la comadrona de la Virgen María y por eso era invocada por las parturientas cuando daban a luz. En el caso de Irlanda igualmente Brigantia fue sustituida por santa Brígida de Kildare. Curiosamente, en aquel lugar donde desde tiempo inmemorial los celtas había mantenido un altar con fuego permanente, fundo la santa un monasterio de religiosa. Se cuenta que a tan poderosa "isla de mujeres" no podía acercarse ningún varón. Cabe recordar, sin embargo, que la diosa no siempre estaba de buen humor y, cuando el tema de la cosecha no iba bien y para calmarla, se solía sacrificar un gallo en donde tres corrientes de agua se encontraban. Los celtas conservaron, pese a su arrolladora masculinidad y una organización básicamente patriarcal, una indiscutible devoción haia Dana, la dama de los dólmenes, como madre de todos los dioses. Los relatos populares la consideran como reina de las hadas, de los enanos o korrigans, a cuyo cuidado estaban confiadas enormes riquezas subterráneas. La consideraban, en resumen, la gran regidora de un inframundo misterioso y, en ocasiones, hasta mortal. Hay quien dice que era esa anciana de aspecto terrible, hechicera implacable pero también bienhechora que no desdeñaba echar una mano a quienes lo necesitaban, si demostraban que tenían buen corazón. La diosa madre pasó a llamarse, tras la cristianización, Santa Ana, la madre de la Virgen María, mateniendo su antiguo prestigio como diosa de la fertilidad, y protectora bajo los auspicios de la luna. Los gaélicos la bautizaron con los nombres de Brigantia y Gwen.A Danu o Dana hallamos como su consorte a un "Padre de todos los Dioses y de los Hombres", reconocido como Bilé, llamado en otros lugares de ámbito céltico Bel o Belenos, quien parece corresponderse con el Dis Pater latino. De ambas deidades, nacen todos los dioses conocidos como Tuatha dé Dannan (Govannon, Llud, Amaethon, Gwydion y la diosa Arianrod). Según otra teoria donde Posiblemente se cree que existió en una forma anterior como Anu, Madre Universal, Dana, primera fuente de vida, riega al roble que era Bilé/ Bel/ Belenos, símbolo fálico y a la vez masculino de la fertilidad y por este acto nació la deidad conocida y apreciada por los celtas, a quien nominaron como "El Dagda".
Anna Perenna fue una antigua deidad romana del círculo o «anillo» del año, como su nombre (per annum) indica claramente. Su fiesta caía en los idus de marzo (15 de marzo), que habrían marcado la primera luna llena del año en el antiguo calendario romano lunar, cuando marzo era considerado el primer mes del año, y era celebrada en la arboleda de la diosa en la primera piedra miliar de la Vía Flaminia. A ella asistían muchos de los plebeyos de la ciudad.
Macrobio cuenta que las ofrendas que allí se le hacían eran ut annare perannareque commode liceat, es decir, ‘para que el cícrulo del año puede completarse felizmente’. Juan Lido dice que los sacrificios y oraciones públicos se les ofrecían para asegurar un año próspero. En sus Fastos Ovidio proporciona una vívida descripción del jolgorio y la licenciosidad de su fiesta al aire libre, donde las tiendas se armaban o se construían cenadores con ramas, en los que los muchachos yacían junto a las muchachas, y la gente pedía que Anna les otorgase muchos años más para que pudieran beber copas de vino en la fiesta.
Orígenes
Ovidio cuenta entonces que Anna Perenna era la misma Anna que aparece en la Eneida de Virgilio como hermana de Dido, y que tras la muerte de ésta Cartago fue atacada por los numidios y Anna se vio obligada a huir. Finalmente, terminó en un barco al que una tormenta llevó justo hacia el asentamiento de Eneas en Lavinium. Eneas la invitó a quedarse, pero su esposa Lavinia se puso celosa. Anna, avisada en un sueño por el espíritu de Didio, escapó a lo que fuera que Lavinia había planeado huyendo de noche. Cayó al río Numicus y se ahogó. Eneas y sus hombres lograron seguir el rastro de Anna parte del camino. Finalmente Anna se les apareció y les explicó que ahora era un ninfa fluvial oculta en la «corriente perenne» (amnis perennis) del Numicus, y que por tanto su nombre era ahora Anna Perenna. La gente lo celebró inmediatamente con fiestas al aire libre. Ovidio señala entonces que algunos igualaban a Anna Perenna con la Luna, con Temis, con Ío o con Amaltea, pero expone lo que afirma que puede estar más cerca de la verdad: que durante la revuelta plebeya a los rebeldes se les acabó la comida y una anciana de Bovillae llamada Anna preparaba pasteles y los llevaba a los rebeldes cada mañana. Los plebeyos más tardes le erigieron una imagen y la adoraron como a una diosa.
A continuación Ovidio relata que poco después de que la vieja Anna se hubiese convertido en diosa, el dios Marte intentó que Anna persuadiera a Minerva para enamorarse de él. Al final Anna fingió que Minerva había accedido y se llevó a cabo la boda. Pero cuando la supuesta nueva esposa de Marte fue llevada a su cámara y éste le quitó el velo, descubrió para su disgusto que no era Minerva sino la vieja Anna, lo que es el motivo de que la gente cuente chistes verdes y cante canciones groseras en las fiestas de Anna Peranna. Dado que la fiesta de Anna Peranna es en el mes de Marte, es razonable que Marte y ella estuviesen asociados, al menos en algunos ritos de la época, como compañeros de culto.
Ovidio también cuenta que Anna era una persona bajita o pequeña.
Se tienen referencias del culto a Anna Perenna en dos lugares. Uno en Buscemi (Sicilia), donde en 1899 se hallaron algunas inscripciones dedicadas a Anna y Apolo, y otro en Roma, donde en 1999 se desenterró una fuente dedicada a los ritos de Anna Perenna.
En la mitología celta, Danu o Dana, también llamada Anu o Ana es el nombre irlandés de la diosa madre de los Tuatha Dé Danann (irlandés antiguo: “de la tribu de Danu”) los seres mágicos que habitaron Irlanda antes que los irlandeses actuales. Si bien sabemos que cuando los hijos de Dana, llegaron a Irlanda, la diosa Madre no fue con ellos, aunque todos sus hijos, son considerados como extensiones de la diosa primigenia.
La tradición pagana, consideraba a los Tuatha De Danann como dioses venidos del cielo. Llegaron a Irlanda, lucharon con los Fir Bolg, los Fir Domnann y los Galioin, así como con sus dioses los Fomoré, y se convirtieron durante un tiempo en los únicos señores de Irlanda. Cuenta la leyenda, que arribaron en barcos voladores envueltos en una densa nube oscura y que inicialmente no pudieron aterrizar, debido a que los gigantes Fomores, habían creado un campo de energía que no podían penetrar.
Según versiones de textos “cristianizados” los Tuatha De Danann descienden de Nemed, el líder de una raza anterior de habitantes de Irlanda. Vinieron de cuatro ciudades norteñas, Falias, Gorias, Murias y Finias, donde adquirieron sus habilidades ocultas y cualidades. Llegaron a Irlanda, cerca del 1 de mayo (la fecha del Festival de Beltaine), montados sobre nubes oscuras. Aunque las últimas versiones racionalizan este argumento diciendo que ellos mismos quemaron sus naves para prevenir la retirada, y las “nubes” eran el humo producido por los barcos incendiados.
Sin embargo los Tuatha de Danann fueron a su vez derrotados por los Milesianos, la moderna raza irlandesa que después de atacarlos y de vencerlos tomaron posesión del país. Los Tuatha de Danann vencidos se refugiaron en los Sid o palacios subterráneos que Dagda (el Buen Dios) descubrió para ellos en las profundidades de las montañas. En la mitología irlandesa los Milesianos, eran los hijos de Míl Espáine, llegados de Galicia (España), que fueron los habitantes finales de Irlanda, y se cree que representan a los celtas goidélicos.
La mitología celta tiene la particularidad de tener un único principio femenino divino. Briga se considera la última descendiente de Dana, la gran diosa madre, una equivalente de la diosa griega Gea, señala Joseph Campbell en su libro “Las máscaras de dios”. Brigid, es transformada esquemáticamente como la madre, esposa, hermana e hija de los otros dioses. Este renacimiento de Dana en Brigit tiene paralelismos con el de Démeter , que renace en Perséfone o como tantos otros dioses resurgen actualizados en la forma de sus hijos.
Dana es la madre de Dagda, por lo que por nacimiento ambos pertenecían a los dioses de la vida, la luz y el día como divinidad solar. Era compañera del Bile irlandés, que parece corresponderse con el Dis Pater latino, dios del que creían descender los galos. De la unión de ambos nacieron la diosa Arianrod y los dioses Gwydion, Amaethon, Goibniu y Lugh. Ella es la Madre Universal y Madre de todos los dioses. Era la gran diosa madre de las aguas y las tierras virgenes, sin cultivar. La deidad que encarna la fertilidad, la fecundidad y el bienestar, representando todos los ciclos: la vida, la muerte y el renacimiento, reflejados en los ciclos de la tierra. La diosa que fue adorada en muchos templos megalíticos aún existentes. La anciana primigenia, señora de la naturaleza salvaje. Deidad también asimilada a la luna y gobernadora de las mareas. Mecenas de los vates y augures. Los druidas, en general, solicitaban, su permiso para encomendar a las almas de los recién difuntos a través de las puertas de los “sidhs” para alcanzar su nueva vida en el Otro Mundo.
Como diosa benéfica es mencionada en el “Glosario de Cormac” como equivalente a Buann-Ann, interpretado como buena Madre. Como diosa menos benéfica compone la trinidad del destino junto a Macha y Badb, conocidas como una tríada, en el aspecto de “La Morrigan”
El que Morrigan es una diosa importante está evidenciado en su identificación con Anu, la diosa que en el Glosario de Cormac es definida como mater deorum hibernemsium y es descrita como la “nutridora de los dioses”. Tal identificación se encuentra en Lebor Gabála Érenn:
«Ernmass tenía otras tres hijas, Badb Chatha y Macha y Mórrígan, cuyo otro nombre era Anu»
(Lebor Gabála Érenn, 64)
Puede parecer curioso que una diosa guerrera como Morrigan pueda ser identificada con Anu, la “nutridora de los dioses”. Este punto, si es verificado, arrojaría una luz interesante sobre la antigüedad de esta figura. Se podría pensar en una antiquísima diosa de características duales, tanto benignas como malignas, similar a la diosa india Devī, esposa de Shiva, entre cuyos muchos aspectos están incluidos la dulce Umā, la batalladora Durgā o la terrible Kalī.
Rutherford (1994, 24) dice: ”
… los celtas disponían de un sistema de entidades políticas entrelazadas que disfrutaban de una amplia autonomía individual y tomaban decisiones en asamblea pública. La más pequeña de estas unidades, la familia, pertenecía al clan o fine (la palabra significa, grosso modo, «parentesco»), que poseía una independencia considerable…” … “Una forma de organización similar, que prima los intereses de parentesco por encima del individuo, se encuentra también en la India; es uno de los muchos paralelismos que existen con la sociedad celta.”
La diosa Anu – Ana es la forma de doncella de la diosa Dana -Danu, siendo Dana la forma de madre y Badb la forma de anciana. Ana es diosa de la fertilidad, la abundancia y la prosperidad. Uno de sus símbolos es la Luna creciente. Muchos son los investigadores que asocian a Anu – Ana con una primigenia deidad, con una diosa arcaica pre-indoeuropea. Algunos investigadores asocian a la primigenia deidad de Danu de la edad de bronce, con Annan, una diosa arcaica pre-indoeuropea, asimilada por la cultura celta en sus invasiones, incursiones y asentamientos.
En el marco de la mitología hinduista, Danu es una diosa primordial no muy conocida. Se menciona en el Rig-veda como madre de los danavás y de la serpiente – dragón Vritrá. En el Ríg-Veda el nombre de la diosa Danu significa «corriente» y «las aguas del cielo».
Danu dió nombre a varios de los más importantes ríos de Europa: Danubio (latín Danuvius; húngaro Duna; alemán Donau); Don, Dnieper y otros. Diosas con el nombre de Danu aparecen también en Rusia. Otros analistas la asocian a diosas con parecidos apelativos, tales como la Anna Purna en sánscrito que puede traducirse como diosa de las cosechas. o incluso como el investigador Robert Graves cita, con una diosa pelasga llamada Ana, hermana de Belo y que los romanos llamaron Anna Perenna . Hay autores como Ross Nichols, incluso R. Graves que la relacionan inexorablemente con la Dánae griega y con las primeras invasiones indoeuropeas a Grecia.
En la antiquísima civilización caldea llamaban Ana al espíritu que regía el cielo y que juntamente con Ea (la Tierra) y Mulge (el Abismo), formaba la tríada de las grandes divinidades que gobernaban las tres regiones del universo. Las más antiguas tablillas de arcilla de escritura sumeria del año 3300 a. c. se encontraron en Uruk, donde los caldeos adoraban a la Diosa Ana/An/Anna/Eana/Eanna /Inanna en su Santuario Eanna “Casa del cielo”.
También todo apunta a que durante la cristianización de los celtas; observando los misioneros, un culto exacerbado por parte de las gentes hacia la madre de todos, diosa de la fertilidad y Madre-Tierra, se optó por no combatirlo más y asimilarlo, en la nueva forma de Santa Ana, la madre de María, que se convirtió desde entonces en un personaje protector, pero de notable raigambre céltica. Culto por otra parte que perduró hasta la Edad media, e incluso hasta el siglo XVII, al cual, el clero cristiano no tuvo más opción que acorralar, asimilándolo plenamente. En topónimos irlandeses, la diosa se asocia con dos colinas situadas no muy lejos de Killarney , que tienen la forma de un par de senos, son el gaélico De Anann Chich (los pechos de Ana). Para sorpresa de algunos, siguen siendo venerados por las gentes actualmente.