Cuando una mujer puede concentrarse en resolver un problema o alcanzar una meta, sin ser interrumpida por las necesidades de los que la rodean, sin prestar ni siquiera atención a sus propias necesidades de comida y sueño, posee una capacidad para la concentración consciente que conduce a las realizaciones.
Diosa virgen con fuertes impulsos internos para desarrollar talentos, ir en pos de los intereses, resolver problemas, competir con los demás, expresarse de manera articulada con palabras o mediante formas artísticas. Es completa en sí misma, una parte importante de su psique no pertenece a nadie, hace lo que hace no por algún deseo de agradar, no para gustar o ser aprobado, ni siquiera por sí misma; no por algún deseo de obtener poder sobre otra persona, sino porque lo que hace es verdad. Su acción puede ser efectivamente no convencional. Puede que tenga que decir que no, cuando sería más fácil y adecuado, decir sí.
Cuando una mujer puede concentrarse en resolver un problema o alcanzar una meta, sin ser interrumpida por las necesidades de los que la rodean, sin prestar ni siquiera atención a sus propias necesidades de comida y sueño, posee una capacidad para la concentración consciente que conduce a las realizaciones.
Artemisa representa un símbolo de integridad, una unidad en sí misma, una actitud de “puedo cuidar de mi misma”, que permite que una mujer funcione por sus propios medios, con autoconfianza y espíritu de independencia. Como diosa de la caza en persecución de la presa elegida, Artemisa, la arquera, podía apuntar a cualquier blanco, cercano o lejano, y sabía que sus flechas alcanzarían indefectiblemente sus blancos. Este arquetipo posibilita dar en el blanco elegido.
En su afinidad con la naturaleza salvaje y no domesticada, Artemisa, como diosa de la luna, es el arquetipo responsable de la unidad consigo misma y con la naturaleza.
A la luz de la luna, una persona conectada con Artemisa se convierte en una parte –sin- yo de la naturaleza, en ella misma y una con ella durante algún tiempo.
Ir a la naturaleza salvaje implica la naturaleza salvaje dentro de nosotras.
Artemisa como diosa de la vida natural se la asocia a muchos animales no domésticos, que simbolizaban sus cualidades: el ciervo, la liebre y la codorniz simbolizaban su naturaleza huidiza. La leona representaba su realeza y la destreza en la caza, y el fiero oso su aspecto destructivo. Finalmente el caballo salvaje erraba ampliamente con sus compañeros.
En los mitos, Artemisa actuaba rápidamente y de manera decisiva en auxilio de aquellos que solicitaban su ayuda. También era rápida para castigar a quienes la ofendían.
La mujer Artemisa debe enfrentarse a su propia capacidad de destrucción. Debe considerarla como una parte de sí misma que debe dominarse antes de que la consuma y destruya sus relaciones. Se necesita valor para enfrentar su sombra, ya que enfrentarla significa ver cuánto daño se ha hecho a sí misma a los demás. La humildad es la lección que le devuelve la humanidad.
La distancia emocional es una característica de la mujer Artemisa, que está tan concentrada, en sus propios objetivos, que no se da cuenta de los sentimientos de las personas que la rodean. Necesita oír lo que dicen los demás y hacer caso de ello.
Su falta de piedad suele surgir cuando juzga las acciones de los demás en términos de “blanco” o “negro”, sin matices. Con esta perspectiva, no sólo una acción es completamente buena o mala, sino que la persona que lo hace también lo es. Así una mujer Artemisa se siente justificada cuando se venga o castiga.
Para cambiar de actitud necesita desarrollar la compasión y la empatía. Necesita volverse vulnerable para aprender a amar y preocuparse profundamente por otra persona
La desidentificación y la trascendencia de los aspectos limitantes del arquetipo respecto a lo masculino requieren que tome consciencia de la importancia del amor más allá de la rivalidad, la independencia absoluta o el poder.
Bibliografía: Las diosas de cada mujer de Jean Shinoda Bolen
